Mantenemos una vida activa de comunión con las otras integrantes aún cuando no vivimos bajo el mismo techo.
Cada integrante vive de acuerdo a su llamado personal:
a) sola en un departamento;
b) con miembros de su familia; o
c) en residencia con otras integrantes consagradas.
La formación inicial se realiza mensualmente por medio de reuniones comunitarias.
Retiros y días de reflexión ayuda a las integrantes a crear comunión y formar amistades que se profundizan con los el paso del tiempo.